viernes, 3 de junio de 2011

Crítica de El Defensor (The Lincoln Lawyer)


El abogado defensor Mickey Haller maneja un modo poco ortodoxo cuando se trata de ganar los casos de su clientela, conformada principalmente por una variedad de criminales pero ninguno como Louis Roulet, un playboy millonario quien es acusado de golpear brutalmente a una prostituta.

Esta historia exige nuestra absoluta participación ya que se nos muestran múltiples casos ligados con el principal. Asimismo puede sentirse exhausto en el principio por la introducción del protagonista. Más no se debe malinterpretar debido a que es una de las mejores maneras de presentarlo. Especialmente las escenas con los motociclistas puesto que manifiestan la caracterización del protagonista.

Entre las temáticas, abundan los conceptos del derecho y las conversaciones entorno a este contexto, pero no sólo se nos exponen dramáticamente sino vienen acompañados de acciones y diálogos inteligentemente cómicos. Irónicamente tienen denotaciones verídicas y uno que otro señalamiento severo.  

El estilo es similar a un episodio de las series criminalista que solemos ver en nuestra televisión, pero se distingue por un enfoque innovador en la interacción dada entre cliente y abogado. Sin embargo hay más elementos que los rodean como las similitudes con otros casos, las investigaciones tanto hechos, las fallas en el supuesto sistema de justicia, conflicto  de intereses, acuerdo de confidencialidad, ética y moral, los encubrimientos extraoficiales, la percepción de la evidencia y las negociaciones.

El director Brad Furman logra convertir este guión en una obra compleja, emotiva e intelectual. Tratándose de su segunda obra, mostró una excelente coordinación en las características transmitidas por el reparto general. La mayoría de los actores se distinguen en cada una de sus escenas y sus interacciones se sienten espontáneas. Es sugestivo observar que no se intimidó con esta comunidad estelar, ni se perdió en la realización de la trama.

El empleo de las tonalidades grises y cafés en la imagen, alimenta esta atmosfera criminal y va de acorde a los estragos internos del protagonista. Se detectan muchos contrastes en las localizaciones y los patrones de conducta, los cuales complementan nuestra curiosidad durante el suspenso ejecutado. Lo anterior inclusive radica en los gestos faciales porque nos encontramos constantemente tratando de leer las mentes de los personajes.  

Matthew McConaughey en el papel de Mickey Haller, es auténtico por su mezcla de carisma y determinación. Estamos acostumbrados a ver su audacia, pero no su modo de operar. Es un personaje cuya estabilidad se pone en riesgo, disparándose una madurez en su persona. Siendo el centro de la historia, se fusiona naturalmente con el resto del elenco, aunque su destello  se da con su antagonista. Usualmente al pendiente del desarrollo de esta relación.

Ryan Phillipe promueve su sentimentalismo para convencernos de su inocencia. No obstante, es excepcional por su avanzada persuasión al declarar. Si piensa retirarse del cine como lo anunció hace poco, sería una pena porque sus escenas en el estrado y al lado de McConaughey representan su mejor trabajo de su carrera. En un futuro, debería considerar más personajes psicóticos porque su apariencia le ayuda mucho como fue el caso de Matt Damon en Los Infiltrados.

En esta ocasión, Marisa Tomei se mantiene con la ropa puesta y entrega una actuación más relajada. Es bastante atractiva su involucración en un territorio ambicioso y corrupto. Debido a su existencia, podemos comprender el motivo del divorcio con Haller y percibir su lado familiar. En otras palabras, compensa la oscuridad del protagonista y de la trama.

Cuanto lo siento por Josh Lucas, su papel es el menos astuto pero debo admitir que hace lo posible por demostrarnos que suele ser una verdadera amenaza. William H. Macy como siempre cumple con su dedicación y agrega ese granito de extroversión. Sin descartar su conexión emotiva. John Leguizamo nos despierta intriga con su breve aparición al igual que Michael Peña, cuya escena forma parte del repertorio memorable en donde la línea entre inocente-culpable es demasiada delgada para reconocerse a primera vista.

En conclusión, El Defensor nos inmersa a esta historia desde que Mickey Haller aborda el carro Lincoln. Existen muchos subtemas que fantásticamente congenian entre sí mientras se desenvuelve el conflicto principal al estilo del gato y el ratón. Este drama adquiere dinámica porque se llega a un momento en que intentamos figurar lo que traman los actores. Asimismo nos endulzamos con las situaciones personales de cada uno de ellos.

*Complejo, Emotiva e Intelectual*

1 comentario:

Lupa Sívori dijo...

¡Hola! ¡Muy buena nota!

McConaughey siempre me pareció un actor medio pelo, pero en esta oportunidad está realmente fantástico.

Lo mejor que tiene esta película es que las sorpresas no paran, y uno está hasta el último momento tratando de adivinar qué es lo que va a suceder. El guión es muy sólido, con unos giros bien logrados y personajes tanto queribles como odiables. Agatha Christie seguramente habría amado esta historia.

Redacté una crítica completa en mi página, ojala puedan darse una vuelta para comentar y opinar.


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Saludos!

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