sábado, 4 de junio de 2011

Crítica de X-Men: Primera Generación (X-Men: First Class)


Situado principalmente en 1962 durante la Crisis de los Misiles de Cuba, se nos narra los orígenes de X-Men a través de la relación temprana entre Magneto y el Profesor X. Esto es un tremendo cambio del contexto futurístico de la trilogía, pero un cambio refrescante y sin duda innovador.  

De nueva cuenta el drama es la base y se aborda en su totalidad, sin dejando a un lado su distintiva comedia. Sutilmente se enlaza con los hechos históricos y con la línea de tiempo fijado en las secuelas. Fox debería sugerirles estos guionistas a Disney para la adaptación de Los Vengadores.

Por lo visto, el director Matthew Vaughn retoma el estilo de X-Men 2 y lo mezcla con las cintas clásicas de James Bond. Honestamente, su ejecución es artísticamente sublime. Podemos percibirla en cada escena, acción y gesto transmitido. Evidentemente, es agradable haber contado con Bryan Singer en la realización de este vehículo pausado pero en momentos explosivo.

En el 2005, Vaughn estaba sujeto a dirigir X-Men: La Batalla Final, pero a última hora abandonó el proyecto y Brett Ratner tomó su silla. Vaughn fue altamente crítico de su trabajo y analizando bien, tenía toda la razón de creerlo.

Es refrescante contar mayormente con caras nuevas, pero también se agradece ver a veteranos que reciban la oportunidad de brillar. En primera instancia, urgía tomarnos un descanso de Wolverine, porque usualmente ha sido el centro de atención de la franquicia. Aun así, una aparición de Hugh Jackman con su diálogo clásico nunca queda de más.

Para comenzar, el Profesor X se me figuraba uno de los personajes poco atractivos, será por su seria, abnegada y limitada participación en las entregas pasadas; mas aquí es completamente lo opuesto. James McAvoy es presuntuoso, ególatra y sexoso, pero en los momentos serios, se distingue del resto con su mentalidad y emotividad. Hasta que finalmente su don hipnotiza.

Michael Fassbender representa a un impulsivo y vengativo joven Magneto. Adopta  sentimientos mixtos, convirtiéndose en el corazón de la película. Toda la tripulación en torno a él, destacan maravillosamente. Él representa la otra cara de la misma moneda y a la vez es un producto creado por la sociedad. Su dinamismo con James McAvoy es perfecto. Se puede desprender mucho de este dúo opuesto en la siguiente trilogía, sin precisamente aturdir.

Kevin Bacon, uno de los veteranos situados por debajo del radar, recibe la oportunidad de su carrera al interpretar a Sebastian Shaw. Debo confesar que gracias a su cátedra de pura villanía, posiciona a este antagonista entre los más finos de la serie.  

Entre otras anotaciones: January Jones luce un colosal cuerpo, Rose Byrne es normalmente atractiva, Nicholas Hoult compensa la bestia con ternura, Zoe Kravitz es angelical, Caleb Jones podría ser favorito, Lucas Till toma el lugar de Cyclops y por último, Edi Gathegi y Jason Flemyng conforman adecuados secuaces.   

Es agradable observar que los vestuarios son más parecidos a los comics, aunque les falta más diseño. Supongo lo están guardando para una probable secuela. La música es similar a James Bond y por eso algunos pueden sentir esa ambientación. La canción temática para empezar es pegajosa y adecuada considerando el tiempo.  

A pesar de tratarse de los sesentas, la cinematografía se siente moderna por tratarse de localizaciones confidenciales como las instalaciones de la CIA, Clubes y Gubernamentales. No nos olvidemos de las clásicas como la Mansión de Xavier y los edificios de la Universidad de Oxford.

Existe una escena que se inspiró en El Origen (Inception) y es donde Magneto entra a un cuarto donde tienen detenida a Emma Frost. Parece sencillo pero una vez que prestas atención, puedes observar una detallada e intrigante simetría en los contornos. Incluso las tonalidades negras, grises  y las luces blancas, lo hacen ver un sitio psicodélico.  

Obviamente no pueden faltar los efectos especiales, los cuales son ambiciosos y terminan sintiéndose espectaculares. Contratar a actores desconocidos benefició a este departamento, porque contó con mejor presupuesto para desempeñarse en cuestiones de calidad. Rectifico de nuevo, el drama abunda pero las múltiples secuencias de acción son más que satisfactorias, son justificadas.   

En cuestiones de historia, tenemos una de las mejores que el cine puede ofrecer. Es atrayente conocer al padre del Coronel Stryker y darnos cuenta que en esa época Wolverine no tenía sus garras de metal. Singer hizo bien al incorporar elementos de la primera película de X-Men y del guión de X-Men Orígenes: Magneto. Con esta precuela, se vuelve innecesario ese subproducto.

En conclusión, X-Men: Primera Generación es fácilmente la mejor película de la franquicia y en términos de adaptación, se encuentra a la altura de Iron Man y Batman Inicia. Es un drama meticuloso cuya magia se desenvuelve en el último acto de una forma memorable.

*ES IMPOSIBLE NO APRECIARLA*

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